Hier fut un autre de ces jours sombres dont je fais collection ces temps-ci.
De soleil a pluie, puis de pluie a soleil, le matin se deroula sinistre et ensoleille a la fois comme si en synchronisation avec mon humeur changeante. Par l'heure de midi, je me retrouvai completement 'fidgety', a la recherche de quelque chose a faire loin de chez moi ..., loin de ma routine quotidienne. Je me retrouvai a aller voir 'Golden Door', film franco-italien-europeen a plus que multiples financements, critiques de la non-bienvenue reservee a ceux qui se risquaient a partir pour le Nouveau Monde au tournant du siecle. Bon film dans son style, a part pour les credits. Est-ce si difficile de faire des titres artistiques pour un film de type 'arty'? Et si vous voulez faire dans le surrealisme, allez-y que diable!!!! Ne soyez pas timide. Ce film aurait eu besoin de beaucoup plus de rivieres de lait et de valses a la Kusturica. Ceux qui ont vu/verront le film me comprennent.
Par le temps de 4 heures de l'apres-midi, je me suis retrouvee perdue avec un cafe pas trop mauvais dans un de mes bars preferes, pensant a comment l'Angleterre, il y a sept ans, etait mon Nouveau Monde, et combien ce nouveau monde m'a decue et enchantee a la fois. Dans un sens, mon experience de cet autre Monde, de langue anglaise, m'a fait grandir et sortir de ma zone de securite; dans un autre, ce Monde n'a fait que renforcer mon identite de non-Anglo-Saxonne. Non je ne m'habitue pas a devoir suivre a prendre des alcools forts quand j'ai envie d'un cafe, et, oui, j'ai toujours des moments ou je voudrais un verre un peu trop fort quand tout le monde boit au cafe.
Par dessus-tout ce pays ne comprend pas ma double identite d'ancienne et de moderne (je sais: ceci sonne tristement et rhetoriquement pompeux), d'une personne qui aime se baigner dans une symphonie de Beethoven un moment, et se saouler au son des dernieres chansons d'Amy Winehouse, ou jouer au poker, de maniere calculee, jusque 5 heures du matin, un verre de JB a la main a d'autres moments. Etrangement je me fais dire par ceux qui abusent des plaisirs de la vie, ce y compris les illegaux, que cela me fait la 'coolest' du moment, avec les jalousies qui s'ensuivent. Avoir atteint la trentaine n'aide pas je suppose - en bonne taureau, je suis probablement plus tetue que jamais.
Tout mis dans un meme sac, je crois que l'Angleterre m'a demontre que je suis une romantique qui croit a l'amour passion, aux envies du moment, et qui dans le meme temps panique a l'idee de me laisser suivre le flot de la vie. A 31 ans, j'ai envie d'acheter mon premier paquet de cigarettes - y a-t-il quoi que ce soit de plus triste? Qu'est-ce que cette envie reflete? Un desir de soirees, nuits blanches folles? Dans ce dernier cas, est-ce sage, ou devrais-je suivre ma tete que me dit que fumer est mauvais pour la sante? Ou bien serait-ce que ce desir de cigarettes est une expression de ce coup de telephone que je n'ai pas encore ose donner? J'ai peur de ce qui couve en moi. En termes Herbertiens, je suis un Paul, dans l'attente de Chani, d'Arrakis, de l'Epice et cette Agonie de l'Eau de la Vie qui le libera de ses peurs.
lunes, 9 de julio de 2007
sábado, 7 de julio de 2007
Dia Largo
Hoy me levanto nervosa. Ayer fue uno de estos dias cuando los cuales tu no sabes lo que te preoccupes y este se queda contigo obsesionamente, sin que alguna respuesta se presentara a tu mente. Estaba lloviendo, lo que no fue haciendo las cosas mas facil, supongo. Pues al mismo tiempo esta lluvia perpetual me correspondia bien, como una chaqueta que se modelaba a mi humor. Por la noche estaba completamente 'out of things', es decir que cada rincon, cada cosita que me accompanaba al trabajo me aparecia extrana.
Me quede por un gin and tonic, y de nuevo me fue a pensar en como la vida es cosa inestable, cambiante, fuera de nuestro control, y que esta fluidez es hecho inevitable. Tambien es corta, y que no dejar desvanecer por nada. Me quede por algunos mas con collegas - el diablo que me controla estos dias estaba de vuelta en operacion y como gente de los bares y restaurantes estamos una especie quien vive de noche. Al observarles me choqua esta cosa que, al mismo de durante mi shift, rumores de trabajo nunca me convenieran. No estoy una de estas personas quien habla de los otros. Si penso algo de alguien generalmente me lo queda por mismo. Especialmente me quedo silenciosa a proposito de irregularidades. La vida, como la veo, es materia de adaptarse y aceptar a las cositas anormales que encontramos. Extranamente la gente en general se va asumando que no puedo concelar, al contrario de la realidad. Aprendi a concelar muy joven. Porque no confiamos en la gente? Porque siempre asumamos que la confianza es mal adaptada al mundo humano?
Me quede por un gin and tonic, y de nuevo me fue a pensar en como la vida es cosa inestable, cambiante, fuera de nuestro control, y que esta fluidez es hecho inevitable. Tambien es corta, y que no dejar desvanecer por nada. Me quede por algunos mas con collegas - el diablo que me controla estos dias estaba de vuelta en operacion y como gente de los bares y restaurantes estamos una especie quien vive de noche. Al observarles me choqua esta cosa que, al mismo de durante mi shift, rumores de trabajo nunca me convenieran. No estoy una de estas personas quien habla de los otros. Si penso algo de alguien generalmente me lo queda por mismo. Especialmente me quedo silenciosa a proposito de irregularidades. La vida, como la veo, es materia de adaptarse y aceptar a las cositas anormales que encontramos. Extranamente la gente en general se va asumando que no puedo concelar, al contrario de la realidad. Aprendi a concelar muy joven. Porque no confiamos en la gente? Porque siempre asumamos que la confianza es mal adaptada al mundo humano?
Patente de Corso: La Hostería del Chorrillo
Patente de Corso: "La hostería del Chorrillo"
Par Arturo Perez-Reverte, XLSemanal, 1 de julio de 2007, extrait de http://www.capitanalatriste.com/escritor.html?s=patentecorso
Estoy sentado en una terraza, leyendo junto al viejo puerto del castillo del Huevo, en Nápoles. Y me digo que los libros sirven, entre otras cosas, para amueblar paisajes. Llegas a tal o cual sitio, aunque nunca antes hayas estado allí, y las páginas leídas permiten ver cosas que otros, menos afortunados o previsores, no son capaces de advertir. Un islote despoblado y rocoso del Mediterráneo, por ejemplo, es sólo un pedrusco seco cuando quien lo contempla desconoce las peripecias de Ulises y sus compañeros. Sin Lampedusa y su Gatopardo, Palermo no sería más que una calurosa e incómoda ciudad siciliana. Quien viaja a México ignorando los textos de Bernal Díaz del Castillo o de Juan Rulfo, no sabe lo mucho que se pierde. Y no es lo mismo pasear por Oviedo, o por Buenos Aires, con o sin La regenta, Roberto Arlt y Borges en el currículum.
Con Nápoles me ocurre exactamente eso. Amo esta ciudad pese a su carácter ruidoso, sucio y caótico. Y la amo no sólo por su bellísima bahía, sus islas próximas y el mar venerable al que se asoma, sino por las imágenes y lecturas acumuladas durante toda mi vida: Curzio Malaparte, Totó, Stendhal, el duque de Rivas, Sofía Loren, Benedetto Croce, Giuseppe Galasso y tantos otros. Pero sucede que, aparte todo eso, en Nápoles no soy extranjero; ningún español lo es. Desde Alfonso V de Aragón y durante trescientos cincuenta años, nuestra presencia fue intensa y constante, sobre todo en los siglos XVI y XVII, cuando esta ciudad y su entorno eran tan españoles como Andalucía, Vizcaya o Cataluña. Aquí estuvo Francisco de Quevedo con su amigo el duque de Osuna; y de este puerto, bajo las cuatro torres negras de Castelnuovo, salieron las galeras españolas para corsear en el mar de Levante, combatir la piratería turca y vencer en Lepanto. Soldados embarcados en esas galeras –uno de ellos se llamaba Miguel de Cervantes– dejarían cumplida constancia en memorias, relaciones y escritos. Todos, además, hablaron de Nápoles con cálida añoranza: clima templado, hermoso país, dinero de botines para gastar, ventorrillos de Chiaia, mujeres guapas, mancebías de la vía Catalana, tabernas del Mandaracho y del Chorrillo. Ciudad magnífica, la llamaron: pepitoria del orbe y escenario de su dorada juventud, cuando España era todavía la potencia más poderosa de Europa, tenía a medio mundo agarrado por el pescuezo y estaba en guerra con el otro medio.
Así, visitar esta ciudad es pasear también por la historia de España. Hasta el dialecto napolitano quedó trufado de españolismos espléndidos: mperrarse, mucciaccia, mantiglia, fanfarone, guappo. Las iglesias están empedradas de lápidas funerarias con nombres de gobernantes, religiosos y soldados españoles, y en cada esquina despunta un recuerdo, un nombre, una referencia inalterada, directa: calle del Sargento Mayor, Trinidad de los Españoles, Santiago de los Españoles, vía Toledo, vía Catalana, calle de Cervantes, Barrio Español… Este último, que todavía se llama así, Quartieri Spagnoli, es un conjunto de calles que durante el virreinato albergó las posadas y casas particulares donde vivían los tres mil soldados de la guarnición. Recorrer despacio sus calles adornadas con hornacinas de vírgenes y santos supone moverse aún por aquellos viejos siglos. Y si a uno lo acompañan las lecturas idóneas, el itinerario se convierte en deliciosa incursión por el pasado y la memoria. Eso incluye también guiños personales, pues me es imposible pasar por la esquina de la calle San Matteo con el vico della Tofa sin recordar que allí imaginé la posada de Ana de Osorio, donde el capitán Alatriste e Íñigo Balboa se alojaron en 1627, cuando servían en el tercio de Nápoles. Y sin las relaciones de los veteranos soldados españoles –ahora me refiero a las auténticas–, la vía del Cerriglio, situada en otro lugar de la ciudad, no sería hoy más que una calle fea y desangelada; pero allí estuvo la famosa hostería del Chorrillo, frecuentada por la más ruda soldadesca del virreinato: pícaros, buscavidas, valentones y otras joyas de la chanfaina hispana. Visitarla con el eco de Alonso de Contreras, Miguel de Castro, Jerónimo de Pasamonte o Diego Duque de Estrada en la memoria, subir esquivando inmundicias por la estrecha –y muy sucia– calle de los escalones de la Piazzeta, permite detenerse, cerrar los ojos, escuchar y advertir cuanto late todavía en sus viejos rincones; vislumbrar las sombras entrañables que se mueven alrededor, hablándote al oído de lo que Nápoles fue, de lo que tú mismo fuiste, y de lo que somos. Entonces compadeces a quienes son incapaces de amueblar el mundo con libros.
© Santillana Ediciones Generales S.L. Alfaguara. Santillana Ediciones Generales S.L., Calle Torrelaguna, 60. 28043 Madrid. Teléfono: 91 7449060. Fax: 91 7449224. Mail: alfaguara@santillana.es
Par Arturo Perez-Reverte, XLSemanal, 1 de julio de 2007, extrait de http://www.capitanalatriste.com/escritor.html?s=patentecorso
Estoy sentado en una terraza, leyendo junto al viejo puerto del castillo del Huevo, en Nápoles. Y me digo que los libros sirven, entre otras cosas, para amueblar paisajes. Llegas a tal o cual sitio, aunque nunca antes hayas estado allí, y las páginas leídas permiten ver cosas que otros, menos afortunados o previsores, no son capaces de advertir. Un islote despoblado y rocoso del Mediterráneo, por ejemplo, es sólo un pedrusco seco cuando quien lo contempla desconoce las peripecias de Ulises y sus compañeros. Sin Lampedusa y su Gatopardo, Palermo no sería más que una calurosa e incómoda ciudad siciliana. Quien viaja a México ignorando los textos de Bernal Díaz del Castillo o de Juan Rulfo, no sabe lo mucho que se pierde. Y no es lo mismo pasear por Oviedo, o por Buenos Aires, con o sin La regenta, Roberto Arlt y Borges en el currículum.
Con Nápoles me ocurre exactamente eso. Amo esta ciudad pese a su carácter ruidoso, sucio y caótico. Y la amo no sólo por su bellísima bahía, sus islas próximas y el mar venerable al que se asoma, sino por las imágenes y lecturas acumuladas durante toda mi vida: Curzio Malaparte, Totó, Stendhal, el duque de Rivas, Sofía Loren, Benedetto Croce, Giuseppe Galasso y tantos otros. Pero sucede que, aparte todo eso, en Nápoles no soy extranjero; ningún español lo es. Desde Alfonso V de Aragón y durante trescientos cincuenta años, nuestra presencia fue intensa y constante, sobre todo en los siglos XVI y XVII, cuando esta ciudad y su entorno eran tan españoles como Andalucía, Vizcaya o Cataluña. Aquí estuvo Francisco de Quevedo con su amigo el duque de Osuna; y de este puerto, bajo las cuatro torres negras de Castelnuovo, salieron las galeras españolas para corsear en el mar de Levante, combatir la piratería turca y vencer en Lepanto. Soldados embarcados en esas galeras –uno de ellos se llamaba Miguel de Cervantes– dejarían cumplida constancia en memorias, relaciones y escritos. Todos, además, hablaron de Nápoles con cálida añoranza: clima templado, hermoso país, dinero de botines para gastar, ventorrillos de Chiaia, mujeres guapas, mancebías de la vía Catalana, tabernas del Mandaracho y del Chorrillo. Ciudad magnífica, la llamaron: pepitoria del orbe y escenario de su dorada juventud, cuando España era todavía la potencia más poderosa de Europa, tenía a medio mundo agarrado por el pescuezo y estaba en guerra con el otro medio.
Así, visitar esta ciudad es pasear también por la historia de España. Hasta el dialecto napolitano quedó trufado de españolismos espléndidos: mperrarse, mucciaccia, mantiglia, fanfarone, guappo. Las iglesias están empedradas de lápidas funerarias con nombres de gobernantes, religiosos y soldados españoles, y en cada esquina despunta un recuerdo, un nombre, una referencia inalterada, directa: calle del Sargento Mayor, Trinidad de los Españoles, Santiago de los Españoles, vía Toledo, vía Catalana, calle de Cervantes, Barrio Español… Este último, que todavía se llama así, Quartieri Spagnoli, es un conjunto de calles que durante el virreinato albergó las posadas y casas particulares donde vivían los tres mil soldados de la guarnición. Recorrer despacio sus calles adornadas con hornacinas de vírgenes y santos supone moverse aún por aquellos viejos siglos. Y si a uno lo acompañan las lecturas idóneas, el itinerario se convierte en deliciosa incursión por el pasado y la memoria. Eso incluye también guiños personales, pues me es imposible pasar por la esquina de la calle San Matteo con el vico della Tofa sin recordar que allí imaginé la posada de Ana de Osorio, donde el capitán Alatriste e Íñigo Balboa se alojaron en 1627, cuando servían en el tercio de Nápoles. Y sin las relaciones de los veteranos soldados españoles –ahora me refiero a las auténticas–, la vía del Cerriglio, situada en otro lugar de la ciudad, no sería hoy más que una calle fea y desangelada; pero allí estuvo la famosa hostería del Chorrillo, frecuentada por la más ruda soldadesca del virreinato: pícaros, buscavidas, valentones y otras joyas de la chanfaina hispana. Visitarla con el eco de Alonso de Contreras, Miguel de Castro, Jerónimo de Pasamonte o Diego Duque de Estrada en la memoria, subir esquivando inmundicias por la estrecha –y muy sucia– calle de los escalones de la Piazzeta, permite detenerse, cerrar los ojos, escuchar y advertir cuanto late todavía en sus viejos rincones; vislumbrar las sombras entrañables que se mueven alrededor, hablándote al oído de lo que Nápoles fue, de lo que tú mismo fuiste, y de lo que somos. Entonces compadeces a quienes son incapaces de amueblar el mundo con libros.
© Santillana Ediciones Generales S.L. Alfaguara. Santillana Ediciones Generales S.L., Calle Torrelaguna, 60. 28043 Madrid. Teléfono: 91 7449060. Fax: 91 7449224. Mail: alfaguara@santillana.es
viernes, 6 de julio de 2007
Should We Dance with the Devil at Moonlight?
"La imaginacion es el cancer del rigor historico." Arturo Perez Reverte, El Club Dumas
"Cada cual tiene el diablo que merece." Arturo Perez Reverte, El Club Dumas
"Stat rosa pristine nomine, nomina nuda tenemus."
“Wretched are the people without a past. » (Pushkhin)
"Cada cual tiene el diablo que merece." Arturo Perez Reverte, El Club Dumas
"Stat rosa pristine nomine, nomina nuda tenemus."
“Wretched are the people without a past. » (Pushkhin)
Joseph Joubert (1754-1824)
Le mot de Mr Dubut: "L'amour est une curiosité et la constance une paresse." Cela ressemble à l'amour et à la paresse de beaucoup de gens.
(Carnets t.2, p.113, nrf/Gallimard, 1994)
(Carnets t.2, p.113, nrf/Gallimard, 1994)
Tahar Ben Jelloun - A Propos de l'Amour
L'amitié est une religion sans Dieu ni jugement dernier. Sans diable non plus. Une religion qui n'est pas étrangère à l'amour. Mais un amour où la guerre et la haine sont proscrites, où le silence est possible. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.9 )
Le temps est le meilleur bâtisseur de l'amitié. Il est aussi son témoin et sa conscience. Les chemins se séparent, puis se croisent. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.26 )
Les blessures d'amitié sont inconsolables. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.36 )
La poésie ne peut se permettre l'humour. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.44 )
Respecter une femme, c'est pouvoir envisager l'amitié avec elle ; ce qui n'exclut pas le jeu de la séduction, et même, dans certains cas, le désir et l'amour. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.47 )
Quand une amitié est bafouée, rien ne peut la reconstituer. Tandis que les blessures d'amour - du désir, de la sexualité - peuvent se cicatriser, celles de l'amitié sont éternelles, définitives. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.52 )
Je considère qu'un ami est celui qui ne ment pas, ne fait pas semblant et parle avec toute la sincérité, la franchise que l'amitié véritable requiert. C'est ce que j'appelle l'exigence amicale : dire ce qu'on pense sans, bien sûr, être blessant. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.56 )
[Jean Genet] m'a donné un seul conseil : en écrivant pense au lecteur ; soit simple. Il m'a appris que la simplicité était le signe de la maturité. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.63 )
La politique dénature et ruine l'amitié. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.71 )
L'ami est-il celui qu'on peut déranger ? Oui, surtout s'il peut être utile. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.82 )
L'amitié ne rend pas le malheur plus léger, mais en se faisant présence et dévouement, elle permet d'en partager le poids, et ouvre les portes de l'apaisement. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.84 )
[...] l'amour n'atteint la maturité et la sérénité qu'aidé par l'amitié. Il y faut du temps, de la générosité et de la lucidité. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.96 )
Le destin est ce qui nous arrive au moment où on ne s'y attend pas. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.114 )
Le libraire est l'ami du livre ; pas de tous les livres, mais de ceux qu'il considère assez pour les transmettre aux lecteurs. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.118 )
Il se peut qu'il [le libraire] n'aime pas un livre en particulier mais, de par sa vocation, il aime le livre en général. Si cette amitié n'est pas personnelle, elle est liée à une intimité originelle : celle de la solitude de l'écriture. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.119 )
Une bibliothèque est une chambre d'amis. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.121 )
Être exigeant est une règle de base. Être tolérant est un principe. Veiller sur l'état de l'amitié est un devoir. Penser à l'autre, savoir être présent quand il le faut, avoir les mots et les gestes qu'il faut, faire preuve de constance dans la fidélité, c'est cela l'amitié, et c'est rare. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.123 )
L'amitié qui se lit sur les visages et dans les gestes devient comme une prairie dessinée par un rêve dans une longue nuit de solitude. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.124 )
Le temps est le meilleur bâtisseur de l'amitié. Il est aussi son témoin et sa conscience. Les chemins se séparent, puis se croisent. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.26 )
Les blessures d'amitié sont inconsolables. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.36 )
La poésie ne peut se permettre l'humour. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.44 )
Respecter une femme, c'est pouvoir envisager l'amitié avec elle ; ce qui n'exclut pas le jeu de la séduction, et même, dans certains cas, le désir et l'amour. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.47 )
Quand une amitié est bafouée, rien ne peut la reconstituer. Tandis que les blessures d'amour - du désir, de la sexualité - peuvent se cicatriser, celles de l'amitié sont éternelles, définitives. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.52 )
Je considère qu'un ami est celui qui ne ment pas, ne fait pas semblant et parle avec toute la sincérité, la franchise que l'amitié véritable requiert. C'est ce que j'appelle l'exigence amicale : dire ce qu'on pense sans, bien sûr, être blessant. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.56 )
[Jean Genet] m'a donné un seul conseil : en écrivant pense au lecteur ; soit simple. Il m'a appris que la simplicité était le signe de la maturité. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.63 )
La politique dénature et ruine l'amitié. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.71 )
L'ami est-il celui qu'on peut déranger ? Oui, surtout s'il peut être utile. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.82 )
L'amitié ne rend pas le malheur plus léger, mais en se faisant présence et dévouement, elle permet d'en partager le poids, et ouvre les portes de l'apaisement. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.84 )
[...] l'amour n'atteint la maturité et la sérénité qu'aidé par l'amitié. Il y faut du temps, de la générosité et de la lucidité. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.96 )
Le destin est ce qui nous arrive au moment où on ne s'y attend pas. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.114 )
Le libraire est l'ami du livre ; pas de tous les livres, mais de ceux qu'il considère assez pour les transmettre aux lecteurs. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.118 )
Il se peut qu'il [le libraire] n'aime pas un livre en particulier mais, de par sa vocation, il aime le livre en général. Si cette amitié n'est pas personnelle, elle est liée à une intimité originelle : celle de la solitude de l'écriture. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.119 )
Une bibliothèque est une chambre d'amis. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.121 )
Être exigeant est une règle de base. Être tolérant est un principe. Veiller sur l'état de l'amitié est un devoir. Penser à l'autre, savoir être présent quand il le faut, avoir les mots et les gestes qu'il faut, faire preuve de constance dans la fidélité, c'est cela l'amitié, et c'est rare. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.123 )
L'amitié qui se lit sur les visages et dans les gestes devient comme une prairie dessinée par un rêve dans une longue nuit de solitude. (Éloge de l'amitié, Éd. Arléa, p.124 )
jueves, 5 de julio de 2007
Frank Herbert - The Ghola's Hymn
"No bitter stench of funeral-still for Muad'dib
No knell nor solemn rite to free the mind
From avaricious shadows.
He is the fool saint,
The golden stranger living forever
On the edge of reason.
Let your guard fall and he is there!
His crimson peace and sovereign pailor
Strike into our universe on prophetic webs
To the verge of a quiet glance - there!
Out of bristling star-jungles;
Mysterious, lethal, an oracle without eyes,
Catspaw of prophecy, whose voice never dies!
Shai-hulud, he awaits thee upon a strand
Where couples walk and fix, eye to eye,
The delicious ennui of love.
He strides through the long cavern of time,
Scattering the fool-self of his dream."
The Ghola's Hymn
In Frank Herbert, Dune Messiah, Epilogue, p.222.
No knell nor solemn rite to free the mind
From avaricious shadows.
He is the fool saint,
The golden stranger living forever
On the edge of reason.
Let your guard fall and he is there!
His crimson peace and sovereign pailor
Strike into our universe on prophetic webs
To the verge of a quiet glance - there!
Out of bristling star-jungles;
Mysterious, lethal, an oracle without eyes,
Catspaw of prophecy, whose voice never dies!
Shai-hulud, he awaits thee upon a strand
Where couples walk and fix, eye to eye,
The delicious ennui of love.
He strides through the long cavern of time,
Scattering the fool-self of his dream."
The Ghola's Hymn
In Frank Herbert, Dune Messiah, Epilogue, p.222.
Frank Herbert - La Litanie Contre La Peur
"Je ne connaîtrai pas la peur, car la peur tue l'esprit. La peur est la petite mort qui conduit à l'oblitération totale. J'affronterai ma peur. Je lui permettrai de passer sur moi, au travers de moi. Et lorsqu'elle sera passée, je tournerai mon oeil intérieur sur mon chemin. Et là où elle sera passée, il n'y aura plus rien. Rien que moi."
Jour Sinistre de Juillet
Aujourd'hui est un jour de juillet torentiel, comme l'a ete hier, ainsi que tous les jours precedents depuis la fin du mois de juin. Il semblerait que le signal juillet est un signal special pour pluie. Il n'y a meme pas assez d'arcs-en-ciel pour compenser pour toute cette grisaille ecrasante qui me rappelle les citadelles ecclesiastiques sinistres du Plat Pays de Jacques Brel. Je ne sais comment les Anglais font pour garder le sourire et continuer a voyager de jour en jour, de nuit en nuit dans ces conditions. Pour moi, ceci est signal de nostalgie, de mal du pays, surtout dans la perspective que, dans 2 mois et demi, je reviens de fait au pays, apres 7 ans passes ici. Je crois que je vais faire coincider ce retour avec mon anniversaire de ce 19 septembre de 2000, quand je suis arrivee ici, optimiste, et regardant le futur avec le sourire, et l'idee que tout irait bien, malgre le taudis ou je devais vivre pendant les 6 prochains mois.
Apres 7 ans ici, je suis autre --- maigre par le standard etabli a l'epoque, mais aussi combien plus cynique et agee (sans avoir trop perdu mon sens de l'humour 'quirky', j'espere :-)). Aussi mes lecons les plus dures sont encore bien recentes. Un ami dont je ne me rendais pas compte de l'importance a quitte la ville il y a deux semaines pour Londres (un boulot de reve). Cet ami-la ne se laisse pas oublier. Chaque jour au turbin contient ces quelques minutes pendant lesquelles ma memoire se laisse a esperer pour une blague, un sourire, une moquerie qui vous maintienne votre intellect alerte et eveille.... Etrange comme la vie peut vous paraitre vide pour une seule personne qui part. Dans un sens, je devrais cependant benir son existence car il m'a reveillee a vivre au rythme de mes reves et de mes aspirations. Il m'a mis au temps de 'Belgian Times'. Dommage que je me sois rendue compte si tard de ce potentiel dans ma vie. Mon ami me manque.
Apres 7 ans ici, je suis autre --- maigre par le standard etabli a l'epoque, mais aussi combien plus cynique et agee (sans avoir trop perdu mon sens de l'humour 'quirky', j'espere :-)). Aussi mes lecons les plus dures sont encore bien recentes. Un ami dont je ne me rendais pas compte de l'importance a quitte la ville il y a deux semaines pour Londres (un boulot de reve). Cet ami-la ne se laisse pas oublier. Chaque jour au turbin contient ces quelques minutes pendant lesquelles ma memoire se laisse a esperer pour une blague, un sourire, une moquerie qui vous maintienne votre intellect alerte et eveille.... Etrange comme la vie peut vous paraitre vide pour une seule personne qui part. Dans un sens, je devrais cependant benir son existence car il m'a reveillee a vivre au rythme de mes reves et de mes aspirations. Il m'a mis au temps de 'Belgian Times'. Dommage que je me sois rendue compte si tard de ce potentiel dans ma vie. Mon ami me manque.
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